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«Deportes con historia»: futbolistas de destinos exóticos y la primera jugadora trans en Argentina

Cristián Arcos revisó un listado de jugadores del campeonato local llegados de países inusuales, más el caso de Mara Gómez, primera futbolista transgénero en el fútbol trasandino.

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En una nueva entrega de «Deportes con historia» en Ciudadano ADN, y a propósito del paso de Augustin Ezeali por Barnechea -equipo que se mantendrá en Primera B tras perder con Copiapó- Cristián Arcos revisó un extenso historial de futbolistas provenientes de destinos exóticos y que tuvieron un rol en el fútbol chileno.

«Uno cree que son pocos, pero son montones, y nadie sabe bien cómo llegan», comentó Arcos, que comenzó su revisión con la figura de Mahamat Ngouloure, camerunés que llegó a Cobreloa en la época de Nelson Acosta, pero fue separado del plantel a las tres semanas «por indisciplina», tras lo cual partió una temporada a Brasil y luego volvió a jugar al Mejillones. Hoy, «su ruta es desconocida».

Luego, vino el turno de dos nigerianos que jugaron por Colo Colo, traídos a Chile por el representante peruano Ricky Changs. Se trata de Austin Hamlet y Pius Daniels. «El primero jugó 45 minutos, y el segundo no jugó nunca», y se quedó encerrado en un apart hotel de Providencia porque «el representante lo dejó botado como dos meses y no hablaba el idioma».

También está Occupé Bayenga, que tuvo un paso más amplio por Copiapó el 2011, jugando 17 partidos y haciendo goles, tras lo que partió a jugar a Concepción. O el caso del sudafricano David Waterson, traído a Chile por el técnico Mario Tuane -que se llevó varios jugadores locales a Sudáfrica, entre ellos el papá de Mark González-. Waterson «no atajaba mucho pero tenía porte», contó Arcos.

Maksim Molokoedov, ruso que llegó a formar parte del plantel de Santiago Morning, tiene una historia muy particular, al haber estado preso por tráfico en la Penitenciaría y, descubierto por el ex jugador Frank Lobos, salía a jugar con permisos especiales. Al final de la temporada «pide permiso para irse de vacaciones a San Petersburgo, a su regreso fueron los dirigentes a esperarlo y no volvió más».

Una historia más optimista es la del guatemalteco Dwight Pezzarossi, conocido como «el Portaaviones» por su gran tamaño, jugó en Palestino y Wanderers, y llegó a ser ministro de cultura y deportes de Guatemala. O Chase Hilgenbrinck, norteamericano que jugó como defensa en Huachipato, Naval y Ñublense, hasta que se retiró y volvió convertido en sacerdote católico, rol en el que incluso realizó una misa en Chillán. «Historia de futbolista que se retire para ser cura no conozco otra».

Arcos cerró su columna mirando hacia el fútbol argentino, con la historia de Mara Gómez, que a sus 22 años se convirtió en la primera jugadora transgénero autorizada por la AFA, lo que generó un debate intenso en ese país.

Mara acaba de ser presentada como refuerzo del club Villa San Carlos, en un hecho inédito en la historia futbolística trasandina. Tras una vida complicada que incluyó un intento de suicidio, de Mara «han dicho que saca ventaja de su físico, porque es muy alta», pero se ha defendido planteando «¿acaso a Messi le ha afectado ser bajo?». Para Arcos, con su ejemplo «se abre una compuerta interesante para el fútbol, no solo argentino, sino latinoamericano».

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