FOTOS. Un gesto del amor más puro casi la mata: la historia de una mujer que perdió brazos y piernas por interactuar con su mascota
A pesar de la dura experiencia, reconoce que su compañía fue clave en la rehabilitación.

No hay dudas de que uno de los amores más genuinos y puros que puede sentir una persona es por su mascota. Hoy en día, son cada vez más aquellos que desarrollan su capacidad de forjar lazos con los animales que se convierten en un miembro más de la familia.
Bien lo sabe Marie Trainer, una mujer de 60 años residente en Ohio, Estados Unidos, pero que lamentablemente vivió una desafortunada experiencia que marcó su vida para siempre.
Lo que debía ser un simple gesto más de cariño con su perra terminó siendo una tragedia inesperada. De forma insospechada y, en un comienzo inexplicable, perdió sus brazos y sus piernas.
Esto ocurrió luego de que abrazara y se dejara besar (lengüetear) por Taylor, su fiel pastor alemán con la que ha compartido durante años.
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Según los médicos que tomaron el caso, el problema se originó en una infección bacteriana transmitida a través de la saliva de la perra.
Para entender el hecho hay que remontarse a 2019, poco después de regresar de unas vacaciones en República Dominicana. Al llegar a casa, su amiga peluda de cuatro patas la recibió con entusiasmo, con lamidos y muestras de afecto. Ese contacto, habitual entre ambas, no levantó ninguna alarma.
Sin embargo, días después, Marie comenzó a sentirse mal: presentó fuertes dolores estomacales y de espalda, además de un agotamiento generalizado. En pocas horas, su estado empeoró hasta el punto de perder la conciencia, y tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital.
Un diagnóstico inesperado
Según informó The Sun, en una primera instancia los médicos sospecharon de una enfermedad tropical contraída en el Caribe.
Pero las pruebas descartaron esa teoría y revelaron un origen completamente distinto: una infección por Capnocytophaga canimorsus, presente en la saliva de perros y gatos.
La bacteria habría ingresado al cuerpo de Trainer a través de una pequeña herida en el brazo, lo que explicaría la particularidad del evento, siendo un gesto de amor muy común entre mascotas y sus humanos.
La enfermedad evolucionó rápidamente hacia una sepsis, una condición grave que puede causar fallo multiorgánico. Mientras permanecía inconsciente, su piel comenzó a necrosarse y los cirujanos tuvieron que actuar con urgencia.
“Los médicos tuvieron que amputarme los brazos y las piernas para evitar que la infección me matara”, contó la mujer.

Marie Trainer despertó tras nueve días en coma, sin comprender al principio lo que había ocurrido. Pasó unos 100 días hospitalizada, durante los cuales se sometió a 13 cirugías. La infección llegó a extenderse incluso hasta la punta de su nariz.
Los meses posteriores fueron de pura reconstrucción. Además, debió aprender todo de nuevo: desde sentarse hasta caminar con prótesis.
Su proceso de rehabilitación fue largo y emocionalmente exigente. Pese a ello, insiste en que no culpa a su perra: “Entiendo que fue una desgracia, no su culpa”, señaló en entrevistas.
Durante su recuperación, Taylor fue llevada en varias ocasiones al hospital para visitarla, algo que, según cuenta, la ayudó a sobrellevar la experiencia traumática y a mantener su ánimo.

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