Tras amanecer gris en Santiago: ¿Cuál es la diferencia entre niebla y neblina?

Seguramente más de una persona que salió de su casa en Santiago durante la mañana de este lunes notó una densa nubosidad a ras de suelo, algo que no se veía desde hace varios meses y que fue acompañada de un frío intenso.

Como fenómenos típico del otoño, la niebla y la neblina suelen ganar protagonismo en esta época del año.

Eso sí, aunque muchos las usen como sinónimos, no significan exactamente lo mismo: hay diferencias sutiles que no todos conocen.

Revisa a continuación las definiciones.

¿Cuál es la diferencia entre niebla y neblina?

En simple, la diferencia entre niebla y neblina tiene relación con la distancia en que cada una permite ver.

Todo se define como niebla cuando la visibilidad es menor a 1.000 metros (1 kilómetro). Es densa y reduce mucho el campo visual, incluso afecta la conducción de vehículos.

El caso de la neblina es diferente: sí permite mirar más allá de los 1.000 metros con mayor claridad. Pese a tener un aspecto brumoso, no llega a ocultar por completo los entornos.

¿Y qué hay de la bruma? Es otro fenómeno atmosférico que en apariencia es similar a los ya mencionados.

Esta última está compuesta principalmente por partículas secas muy pequeñas en suspensión, como polvo, sal marina, humo o contaminantes, que reducen la visibilidad, pero no saturan de humedad el aire.

Otro aspecto diferenciados es que no se siente húmeda ni forma gotas en superficies y es más común en zonas costeras, por la sal, y en ciudades con mayores niveles de contaminación.

También puede tener un tono más amarillento o grisáceo, dependiendo de su composición, situándose como una especie de velo que opaca el horizonte.

Así amaneció Santiago este día lunes: