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¿Qué es el “orbiting”? La nueva conducta cuestionada que aseguran que es peor que el “ghosting”

Tiene que ver con las redes sociales, especialmente con Facebook, Instagram, Snapchat e incluso X.

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Getty Images / Anna Barclay

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El término “orbiting” se ha convertido en una nueva y frustrante forma de lidiar con las relaciones en la era digital, y es básicamente una evolución del conocido “ghosting”. Para aquellos afortunados que no han experimentado esta práctica, el “ghosting” ocurre cuando alguien con quien tenías una comunicación regular desaparece de repente sin dejar rastro ni explicación, como si se hubiera desvanecido de la faz de la tierra.

El “ghosting” toma su nombre de la palabra inglesa “ghost”, que significa espectro o fantasma. En esta práctica, la persona corta toda comunicación y crea una ilusión de desaparición total. Sin embargo, “orbiting”, que significa orbitar, lleva este fenómeno un paso más allá. Anna Lovine, quien acuñó la expresión, explicó que la persona que practica “orbiting” te mantiene “suficientemente cerca para que ambos se puedan observar; suficientemente alejada para nunca tener que hablar”.

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En el caso del “orbiting”, la persona que aparentemente desapareció sigue presente en tus redes sociales de una manera inquietante. De vez en cuando, esta persona verá todas tus historias en Instagram y Snapchat, retuiteará tus tuits y hasta dejará comentarios esporádicos como “ja, ja” en tus fotos.

Todo esto ocurre mientras continúa ignorando tus mensajes directos (DM) o cualquier intento de comunicación personal. Esta situación puede prolongarse durante meses o incluso años, según consignaron las fuentes a las que acudió BBC, generando una sensación de incertidumbre y frustración.

Las consecuencias en la persona que es blanco del “orbiting”

Los teóricos del concepto “orbiting”, señalan que es especialmente molesto porque, para la persona que lo sufre, es como estar en un limbo emocional. No se recibe una comunicación clara sobre el estado de la relación, lo que deja a la persona en una situación de ambigüedad constante. Como se dice popularmente, “no es ni chicha ni limonada”, lo que hace que esta práctica sea doblemente frustrante en comparación con el “ghosting”.

El impacto del “orbiting” en la víctima puede ser significativo, según las creadoras del término. La continua presencia digital de la persona que realiza “orbiting” crea una falsa esperanza de reencuentro o de resolver el asunto, mientras que la realidad es que nunca hay una comunicación directa.

Este comportamiento, según las autoras, podría afectar la salud mental y emocional de la víctima, quien se queda cuestionando constantemente qué fue lo que salió mal o por qué la otra persona sigue interactuando de manera superficial, pero evita cualquier comunicación significativa.

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