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Los Tres y el debut de la Revuelta: así fue el retorno triunfal de la legendaria banda chilena

El Movistar Arena fue testigo de una noche cargada de emociones, nostalgia y éxitos atemporales, donde la icónica banda conquistó corazones y confirmó su lugar en el podio de clásicos del rock nacional.

Foto de Guillermo Salazar

Foto de Guillermo Salazar / Guillermo Salazar

Santiago

A eso de las 20:10 horas, con un Movistar Arena impaciente por la aparición de Pancho Molina, Roberto Titae Lindl, Ángel Parra y Álvaro Henríquez, la esperada Revuelta de Los Tres dio su puntapié inicial, el cual llegó tras la aparición de los teloneros Torito Alfaro y María Esther Zamora y la banda Floresalegría, liderada por Pamela Flores.

Con una sola pantalla de fondo, con estilo pin up en la imagen de apoyo y la amplificación de los rostros de los músicos, los chilenos comenzaron con Follaje en el invernadero, para luego dar paso a Sudapara y El aval, tema con el que las personas dejaron sus asientos numerados, y se dispusieron a ver el show de pie.

Gato por liebre consagró el ambiente distendido y de disfrute, entre poleras estampadas con los nombres de los artistas, que representaban el símil de aquel post en redes sociales en el que anunciaba su regreso con elenco original.

Luego, la voz característica de Henríquez, dedicó el siguiente tema a “todos los que fuman del verde”, momento en el que les “dio permiso” para encender lo que quisieran y entonar Hojas de té.

Ya en la mitad del primer segmento, La torre de Babel apareció entre humo, saltos y gritos, para después destacar con Silencio y La feria verdadera.

Un sonido estridente, claro y preciso, con la base de una guitarra protagonista de Ángel Parra: estaba todo dispuesto, Los tres volvieron y la gente lo estaba disfrutando.

“La pregunta es, cómo está el hueveo” conversaba un amistoso Álvaro recibiendo los aplausos de sus fanáticos, previo a calmar el movimiento con el clásico Olor a gas.

Ya en el décimo tema de la jornada, la disposición del escenario sufrió un giro. Un Álvaro suelto en la batería dio paso a Claus, y se mantuvo con el beat para Largo, instrumentales que estuvieron acompañados de una pantalla en blanco y negro con el close up del disfrute de los artistas.

“Conecta el HDMI” se escucha desde el público que en la lejanía, logra corear los clásicos, pero se nota visiblemente incómodo por la falta de las dos pantallas laterales.

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Pese a esto que es ajeno al sonido impecable, la gente parece perdonar, no pifea, no reclama de más, se abraza, canta y se balancea al ritmo de los oriundos de Concepción.

No me falles da un tono de calma a la jornada, algunas personas se sientan, y otras se mantienen estoicas de pie.

Tírate reunió a los asistentes en las alturas, se ven las sillas vacías y se nota el vaivén de cuerpos que se balancean con la guitarra de Parra. Morir de viejo continuó con la atención de los fans, quienes explotaron con Déjate caer y Amor violento, clásicos del 2005 y 1991 respectivamente, que llegaron en lo que hasta ese momento era un show sólido, con matices y equilibrado.

Moizéfala dio el cierre a la primera parte, momento en el que el elenco original de Los Tres abandonó el escenario.

El inconfundible rasgueo de cueca

Nada se compara con el sonido de la guitarra de palo, y con ella como elemento distinguido, y en lo que fue un segmento folclórico a punta de rasgueo y beats de cueca, Los Tres entonaron El Arrepentido, Una perra y un perro, y La vida que yo he pasado, siendo esta última la que mostró en pantalla al cantautor y folclorista chileno, Roberto Parra, a modo de homenaje.

Quien es la que viene allí fue el tema en el que cada uno de los integrantes de Los Tres se dio un gustito. Ángel Parra voló con la guitarra, con un solo basado en una escala que mezcla los tintes originales de la canción pero que se escapa y le entrega más dinamismo. Luego, Titae y el contrabajo se encargaron de aportar desde la congruencia con el bombo, llenando espacios y dando paso al equilibrio de la batería de Pancho, quien se da el gusto de jugar con los tiempos y las claves ligadas al jazz.

Amores incompletos llegó en un segundo BIS, momento que dio paso a los tintes de blues, con el interludio emblemático pero progresado.

Así, la jornada continuó con clásicos sobre clásicos, He barrido el sol, La primera vez y La espada y la pared provocaron el coreo de la totalidad del Movistar, lo que se convirtió en un momento estridente apegado al sonido original, que se mezcló con las voces de un público encendido.

El último descanso de la jornada llegó acompañado de un interludio en el que una guitarra envasada, sumaba a la proyección de una serie de imágenes de los cuatro emblemáticos integrantes en tiempos de antaño, mostrando el avance de su carrera y evidenciando la complicidad de años.

Pájaros de fuego, Bolsa de mareo, Y No sabes qué desperdicio tengo en el alma fueron las elegidas para dar vida al último bloque de La Revuelta, las que dieron paso a la interpretación adaptada de Tu cariño se me va.

Entre una ovación merecida, Los Tres se despidieron del público en lo que fue la primera de cuatro jornadas de rock, con un show en la espalda que dejó entrever la madurez, recorrido y talento que tienen los músicos nacionales.

Cabe destacar que, de los cuatro conciertos en Movistar Arena este 27, 28, 30 de abril y 1 de mayo, al cierre de esta edición sólo quedan disponibles las últimas entradas para la última fecha.

Por otra parte, para las próximas presentaciones agendadas, que corresponden al 1 de junio en Estadio Sokol de Antofagasta y 8 de junio en Arena Puerto Montt, aún existen entradas disponibles a través de Puntoticket.

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